miércoles, 15 de abril de 2020

CINE: Sinister, de Scott Derrickson


En principio podría tratarse de una típica película de terror a lo Stephen King. Tenemos a un escritor con una buena historia por escribir y posibilidad de convertirse, una vez publicada, en una celebridad y “pasar al frente”. Para lograrlo, se instala en una casa apartada de todo ubicada a la vera de una carretera por la que no circula casi nadie. Tiene dos hijos: Ashley, a quien le gusta llenar las paredes de su cuarto con extraños dibujos y Trevor, quien sufre una especie de sonambulismo. Su llegada al nuevo hogar no es nada auspiciosa. La primera visita que recibe es la del sheriff del lugar quien lo invita amablemente a mudarse a otro lado. Sabe que es un escritor de casos criminales y que ha llegado allí para investigar la muerte de toda una familia (salvo una de sus hijas que permanece desaparecida). El policía no quiere que alguien venga a revivir una historia que la comunidad intenta olvidar. Pero Ellison, el escritor en cuestión, persistirá en su intento por más que el policía quiera sacarlo del medio. Sabe que la masacre de esa familia es la historia que necesita escribir para reivindicarse como escritor. A todo esto hay que agregar que la casa en la que acaba de instalarse es aquella en donde han muerto cuatro de los cinco miembros de aquella familia, colgados todos de la rama de un árbol ubicada en el fondo del terreno. El prefiere investigar in situ, en el mismo lugar de los hechos, solo que esta vez le ha ocultado ese detalle a su esposa. Lindo coctel para empezar. Pero cuando Ellison descubre en el ático de la casa una caja que contiene un proyector y unas latas de viejas películas en súper 8, ya nada será igual para él. Ni para su familia.
            Algunos elementos que hacen que esta sea una buena película de terror: una banda de sonido que ayuda a la creación de climas; el uso eficaz del fondo de campo (da la sensación de que lo esencial sucederá allí y no en lo que está en primer plano); el uso de los claroscuros que ayudan a mantener la tensión; los maquillajes y la actuación de Ethan Hawke, quien supo interpretar la obsesión del personaje de manera convincente.
            Otro de sus méritos es que Sinister no abusa de los golpes de efecto. El espectador no pega demasiados saltos en la butaca, pero jamás dejará de sentirse perturbado ante una historia por demás inquietante.

Mario D. Foffano

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